domingo, diciembre 30

EL HOMBRE QUE SE CREIA MUERTO.


EL HOMBRE QUE SE CREIA MUERTO.
“Recuentos para Demian” Jorge Bucay.

Uno de los muchos cuentos de Jorge Bucay, en general no me gustan los libros de superacion personal, siento ke lastiman mi inteligencia, pero los cuentos como no son directos , pues me parecieron una buena herramienta , al menos psicologica para gentes que tenemos problemas con la autoridad jajaja. ESPERO LES GUSTE!!


Había un señor muy aprensivo respecto de sus propias
enfermedades y sobre todo, muy temeroso del día en que le
llegara la muerte.
Un día, entre tantas ideas locas, se le ocurrió que quizás
él ya estaba muerto. Entonces le preguntó a su mujer:
—Dime mujer, ¿no estaré muerto yo?
La mujer rió y le dijo que se tocara las manos y los pies.
—Ves, ¡están tibios! Bien, eso quiere decir que estás vivo.
Si estuvieras muerto, tus manos y tus pies estarían helados.
Al hombre le sonó muy razonable la respuesta y se
tranquilizó.
Pocas semanas después, el hombre salió bajo la nieve a
hachar algunos árboles. Cuando llegó al bosque se sacó los
guantes y comenzó a hachar.
Sin pensarlo, se pasó la mano por la frente y notó que
sus manos estaban frías. Acordándose de lo que le había dicho
su esposa, se quitó los zapatos y las medias y confirmó con
horror que sus pies también estaban helados.
En ese momento ya no le quedó ninguna duda, se “dio
cuenta” de que estaba muerto.
—No es bueno que un muerto ande por ahí hachando
árboles –se dijo. Así que dejó el hacha al lado de su mula y se
tendió quieto en el piso helado, las manos en cruz sobre el
pecho y los ojos cerrados.
A poco de estar tirado en el piso, una jauría comenzó a
acercarse a las alforjas donde estaban las provisiones. Al ver
que nada los paraba, destrozaron las alforjas y devoraron todo
lo que había de comestible. El hombre pensó:
—Suerte que tienen que estoy muerto que si no, yo
mismo los echaba a patadas.
La jauría siguió husmeando y descubrió el burro atado a
un árbol. Fácil presa era de los filosos dientes de los perros. El
burro chilló y coceó pero el hombre sólo pensó qué lindo sería
defenderlo, si no fuera porque él estaba muerto.
En algunos minutos dieron cuenta del burro, sólo unos
pocos perros seguían royendo algún hueso.
La jauría, insaciable, siguió rondando el lugar.
No pasó mucho tiempo hasta que uno de los perros olió el
olor del hombre. Miró a su alrededor y vio al hachero tirado
inmóvil en el piso. Se acercó lentamente (muy lentamente,
porque el hombre era muy peligroso y engañador).
En pocos instantes, todos los perros babeando sus fauces
rodearon al hombre.
—Ahora me van a comer –pensó—. Si no estuviera
muerto, otra sería la historia.
Los perros se acercaron...
...y viendo su inacción se lo comieron.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ES UNA HISTRIA UN POCO MACABRA, Y AL FINALIZAR LA LECTURA SOLO KEDO EN MI UNA DUDA: ¿QUE EL HOMBRE NO SINTIO DOLOR ALGUNO CUANDO LOS LOBOS LO DEVORABAN?... DESPUES DE UN TIEMPO DE MEDITARLO LO UNICO KE SE ME OCURRE ES K DEVIDO A SU GRAN MIEDO A LA MUERTE ENTRO EN UN ESTADO, NOSE, MENTAL AL PARECER, X K NO SE PERCATAVA DE LA REALIDAD Y FUE ASI COMO MURIO , SIN SABER K VIVIA..